viernes, 18 de marzo de 2011

¿Marcas o "marcados"?

Apreciaciones a pie de calle:

“Siéntate y mira. Veras pasar ante ti cantidades ingentes de personas en las que podrás ver, de todas las formas y colores posibles, la publicidad que exhiben en sus prendas y objetos. Reflexiona sobre la publicidad gratuita que hacen y hazte esta pregunta:. “¿Somos o no somos personas anuncio?”

“¿Marcas o Marcados?"

No hace mucho tiempo cuando veíamos a alguien vestido con elegancia pensábamos: “¿dónde comprará la ropa?”; o nos preguntábamos, “¿será hecha a la medida?”. En todo caso desearíamos conocer a su sastre. A diferencia de hoy, antes para tener una opinión o hacer una valoración de un producto, era preciso apreciar el diseño, el estilo, la confección y, sobre todo, la calidad del tejido o del producto; estos eran los referentes a tener en cuenta, mientras la etiqueta del producto permanecía escondida para preservar su exclusividad.


Sin embarco hoy en día, la valoración de un producto se hace a través de las marcas a través de las etiquetas de las firmas. Así podemos ver, no solo sobre los vestidos y trajes que llevamos, si no sobre cualquier producto o accesorio que compramos, el nombre del diseñador impreso, estampado o garabateado bien visiblemente sobre el producto. Muy a menudo es la propia firma comercial, su logotipo, la que forma el diseño o estampado del tejido. Otras veces esta firma o logotipo es trasformado en una joya, un anillo, colgante, o convertido en un objeto de decoración. De esta forma lo que se compra no es ya solo un producto sin más, sino directamente un anuncio publicitario. Claramente, los directivos, accionistas y creativos de estas grandes firmas y emporios comerciales, han descubierto una formula magistral: sacar un enorme beneficio de sus clientes, convirtiéndoles gratuitamente en anunciantes de sus productos. Una vez adquiridos éstos, es el cliente el que publicitará su marca comercial por todo el mundo, lo hará porque la marca comercial estará visiblemente expuesta en todo lo que compre. Para llegar a este punto, previamente han tenido que educar y dirigir al cliente, llegando a crearle la necesidad de comprar sus productos, a fin de educarle en la idea de que llevar su firma no es únicamente sinónimo de éxito, de categoría, de clase, sino que además le confiere más inteligencia o algún conocimiento especial que les eleve sobre los demás. Sin este convencimiento, la idea no sirve. Una vez conseguido esto, ya tienen un cliente hipnotizado e idiotizado por las marcas, pero que para ellos es, nada menos que “la joya de la corona”, un hombre anuncio.

Pero, ¿que sucede si el producto carece de firma, etiqueta o logotipo como indicador de valoración?. Pues, que en general, sin estas referencias la persona se reservara su opinión, no vaya a ser que ésta no coincida con los indicadores establecidos, que es tanto como decir que la persona, en cierto modo, pierde su capacidad de razonar. Si para valorar las cosas de la vida como, por ejemplo, apreciar un cuadro, saber si nos gusta o nos sienta bien un traje, etc. debemos primero conocer la firma del autor, ignorando por completo el propio criterio, ¿no estamos, acaso, adoptando un comportamiento estúpido?

Por ultimo, me resta añadir que el hecho de estampar una firma sobre un producto ni lo mejora ni lo convierte en una obra de arte; tampoco confiere a quien lo adquiere una inteligencia superior, ni le vuelve más interesante. ¿Creer lo contrario no es acaso sinónimo de estupidez?.

Escrito por Angelica. G & M


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